Dormir en el suelo sobre cartones es incómodo, pero soportable... lo helado del fierro y el frío que cala desde el suelo a pesar de los cartones también, incluso el dormir vestido y con los zapatos... lo que "mata" es que cada dos horas te despierten para cubrir el turno de dos horas que tiene tu nombre, más bien tu apodo.
Hay pocos para esta noche... un absurdo: si "el enemigo" decide entrar al campus, van a barrer con todos... apenas una chinga para cada uno y una "gertrudis". Pero hay responsabilidades que atender, hay un herido que se está recuperando, quien desde su rincón y ante el plan de escape descrito se atreve a proponer, que lo dejen a él con la "gertrudis" atrás para cubrir el escape, que de todos modos él va a retrasar. El comandante, hijo de padre poeta, lo manda callar y ordena prestar atención se definen los cuatro que sacarán al herido, quienes en punta y los sorteados del final. Todo arreglado.
Desde las nueve que va quedando solo todo aquel terreno y las luces de los edificios van cerrando los ojos, el silencio es total. El sueño ajeno se respeta, de hecho cada quien sabe dónde se tenderá cada uno porque hay que despertarlo para su turno y no va a ir a despertar al equivocado, la luz y el ruido están prohibidos... Todo eso se agradece.
Viejos y jóvenes, campesinos y de ciudad, hombres y mujeres, todos iguales en esta noche de desvelo y tensión... todos con historias diversas de escondidas y escapes, de familias asesinadas, o abandonadas por su propia seguridad... de tristeza profunda, pero de tanta esperanza, tanta esperanza...
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por su comentario. Lo revisaré y si no es ofensivo en ninguna forma, sin duda lo publicaré. Gracias de nuevo