lunes, 2 de enero de 2023

Nadie que suba, sabe para quien va a trabajar

Leo lo siguiente en un artículo de opinión titulado "Los fracasos de Ratzinger", publicado en "El País" (España): "En la hora de su muerte, y tras casi 10 años de retiro silencioso, siguen estando vigentes, a modo de epitafio, las palabras que pronunció en la plaza de San Pedro al hacerse efectiva su renuncia: 'Hubo días de sol y ligera brisa, pero también otros en los que las aguas bajaban agitadas, el viento soplaba en contra y Dios parecía dormido'”.

Una confesión interesante viniendo de quien es considerado el más alto mando dentro de la iglesia católica en la tierra, en otras palabras, sobre él, solo Dios. Pero parece que no es así.

Leerlo me hizo recordar una entrevista que le hicieron al fallecido ex presidnete Ing. José Napoleón Duarte, hay que recordar que su mandato fue durante la guerra civil interna de El Salvador, y en algún momento de la entrevita afirmó algo así como que el problema, en esa silla, es que no siempre se está bien sentado, indicando que la seguridad de la autoridad que se le ha delegado no es total.

El viejo dicho de que "Nadie sabe para quien trabaja" es cierto en los niveles de poder. Alguna vez escuché a un propietario de medio de comunicación discutir con gente de nivel político muy alto, que un ciudadano común pensaría que tienen el control del poder total en El Salvador, pero no es así, el señor logró logró imponer su punto de visto (que en realidad era una demanda).

Uno puede pensar que eso solo ocurre en este Macondo llamado América Latina, pero no, se da en todo nivel y en todo el mundo...pero claro, la sumisión es mayor, cuando los poderes son menores, si hablamos de países, los países más chicos (económicamente hablando), se deben someter a los mayores (económicamente hablando), y de allí surgen los imperios reales o virtuales, estos últimos más presentes que nunca. 

No es necesario que un país aparezca como los amos de la metrópoli (como antes lo fueron los ingleses, franceses y belgas para muchos africanos), basta que concedan préstamos y donaciones, para volverse poco a poco los "influyentes" en las decisiones que se tomarán a futuro. En El Salvador ejemplos recientes abundan y seguirán abundando.Solo hay que estar atentos para irlos viendo.