sábado, 1 de enero de 2022

El primer amor adolescente

Imagen y tema ilustrativos, si fines comerciales

Si, puedo confesarlo, me enamoré de ella, quizás más que de ella, de lo que representaba, de la ilusión que creaba, era la confirmación de que estábamos en lo correcto: Al haber oportunidades cualquier ser humano puede brillar.

Ella tenía 14 años, yo 16, era 1976... me encantaba su cara de niña asustada rodeada de periodistas, fotógrafos, camarógrafos... La imaginaba rodeada del amor, de la admiración del cariño de todo su pueblo, la heroína caminando como cualquier mortal en su pueblo, en las ciudades de su país, sin guardaespaldas, sin seguridad, porque el mismo pueblo la protegía.

Es que en el paraíso nadie piensa mal, todo mundo es feliz.

Me la imaginaba hablando con los jóvenes, porque para llegar a la cima, tenía que haber sufrido la colina, el camino agreste, como cuando debimos subír el Ilamatepec, que al final, cansados, alcanzamos la meta. Así, con las distancias del caso era la imagen que creaba de ella en mi mente. Hablándoles que las metas se logran con esfuerzo, con dedicación, con sacrificio, con amor al pueblo.

El tiempo, el implacable, el que pasó (como canta Pablito Milanés), nos enseñaría que las cosas eran de otra manera... Que los sueños existen, pero tenés dominio de ellos en tu metro cuadrado, nada más... Pero sí, a los 16 años estuve enamorado de la bella Nadia Comanecci, de lo que ella representaba para la mente de un adolescente soñador, ingenuo, en proceso de aprendizaje.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por su comentario. Lo revisaré y si no es ofensivo en ninguna forma, sin duda lo publicaré. Gracias de nuevo