domingo, 9 de enero de 2022

La David J. Guzmán


Intercambiando post en redes sociales con ex compañeros de la escuela básico, recordé algunos pasajes vividos en "la David J. Guzmán". Veamos:

La Escuela Urbana de Varones "Dr. David J. Guzmán" tenía de primero a sexto grado, estaba ubicada (al menos el tiempo que en ella estudié) en la esquina de la Calle Santa Cruz y la 13 Avenida Sur, una cuadra al Oriente del Parque "Anita Alvarado". Creo que en todas los grados había dos secciones (2 de primer grado, 2 de segundo, etc.).

Ocupaba un cuarto de manzana, con aulas en los cuatro costados, un gran zaguán sobre la Calle Santa Cruz que era la entrada normal de los alumnos, si uno llegaba tarde, encontraba cerrado el zagúan y tenía que entrar por la puerta que tenía el aula del Subdirector, sobre la misma calle, donde era recibido con un buenos días, trate de llegar temprano y coscorrón.

La dirección era un espacio impecable, como la vestimenta y educación de su ocupante, el profesor don David Pineda, un señor de edad (tercera edad le llamarían hoy), que siempre iba de traje y era muy serio (a simple vista), pero era un señor maestro. Conocí esa oficina porque todos los años me mandaban a ella, mi conducta desde la visión de mis maestros no era la mejor, pero bueno el tiempo se encarga de enseñar y algunos maestros como mi querida maestra Rosa Cabrera, se encargan de moldearnos con cariño.

Maestros habían varios, yo recuerdo a la Sra. de Peñate, Sra. de Arévalo, Sr. Polanco, Sr. López, y la maestra Rosa Cabrera. De algunos recuerdo rostros pero no nombre. 

Al final del año cada maestro preparaba un número cultural o artístico para la clausura, recuerdo a un maestro, el más joven de ellos, llegó cuando estaba yo en cuarto o quinto grado, tez blanca, dinámico, pero no recuerdo su nombre, pero su primera clausura, preparó un grupo de rock (tengo idea que eran los Beatles) y tocaron ni idea de que, pero los cipotes salieron con guitarras (dibujadas y recortadas en cartón), una batería construida con latas y tapaderas de olla, y un cantante haciendo fonomímica en inglés. Todos con pelucas hechas de tuzas secas (de la que son color amarillo, así que los bichos eran rubios) y el volumen de los aparatos al extremo... me parece que muchos padres y hasta maestros no lo entendieron, no les gustó. A mí me llamó la atención la dedicación del maestro para construir cada detalle, pero no recuerdo su nombre.

En algún momento por alguna razón que no conocí, nos quitaron la escuela, dijeron que nos íbamos ir anexos a otra (Alvarez Lalinde, creo que era) y el traslado lo hicimos durante el día, así es que un día nos formaron, nos pusimos de dos en dos y empezamos a caminar hacia la escuela que nos iba a dar posada, pero en el camino íbamos cantando o gritando (ya no recuerdo) que queríamos nuestra escuela, que no nos la quitaran, llevábamos las escobas, los trapeadores y el bolsón, y algunos llevaban carteles (en cartulina) y nos echamos a caminar por Santa Ana, Desde la David hasta la Lalinde. No se cuanto tiempo estuvimos fuera del local, pero con el tiempo nos regresaron, y seguimos allí mismo en la Calle Santa Cruz.

Al centro de la escuela estaba un árbol de Amate y era una pelea diaria de don David, para que nadie ser colgara del árbol, que el árbol sentía, que era un ser vivo, que... bueno un buen día se cansó, formó a toda la escuela alrededor del árbol y dio una charla del daño que se le hacía al árbol. Él mismo se balanceó de una rama del árbol para que todos viéramos cómo nos veíamos. Recuerdo que todos nos reímos (incluso los maestros), pero desde esa vez, no recuerdo a ningún otro cipote colgarse del árbol. Métodos audiovisuales les llaman ahora.

No había tienda escolar, entonces en los recreos, algunos chicos se ofrecían o los seleccionaban para que vendieran (dulces, bolis, galletas no recuerdo más) y andaban moviéndose por el patio y si uno quería lo buscaba y compraba.

La campana era el lugar más sagrado, nadie, excepto el Director, Subdirector o alguien designado por ellos podía tocarla. Y un castigo típico era parar durante los recreos a algún alumno sancionado bajo la campana. era una vergüenza. estar firme de pie bajo la campana durante los recreos.

En esos años el castigo físico se empleaba, algunos maestros lo aplicaban sin lástima, otros lo evitaban y la mayoría lo dosificaba según la falta. Hasta donde recuerdo la David, se caracterizaba porque tenía un excelente disciplina y una enseñanza de calidad.

El monograma era una figura triangular, con las iniciales DJG en su interior, y muchos compañeros decían que significa "De venta Jococotes Galanes", nunca estuve de acuerdo porque la V de venta no estaba contenida.

Esas son algunas anécdotas que recuerdo.

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