jueves, 30 de noviembre de 2023

Mi primera piñata

El gorrito de la "piñata"


De niño soñaba que era piloto de avión y en un combate moría, luego en 1969 conocí la guerra, desde la perspectiva de los "ganadores" y sentí "lo que era" la gloria, el triunfo, hasta llegué a decir "catracho" como ofensa, sin conocer para nada el origen del vocablo.

Más adelante supe de la guerra de Viet Nam y aprendí lo inhumano que es la guerra, lo irracional, lastimosamente, también aprendí que hay luchadores justos. Con eso en mente y ante la enorme frustración por la falta de libertad democrática y la represión indiscriminada, consideré que no había otra salida más que el doloroso conflicto con fierros en El Salvador.

Esa experiencia me enseñó dos cosas: Uno, que la violencia inicia con el lenguaje y termina con balas disparadas al "enemigo" porque ambos bandos enfrentados son igual de asesinos e inhumanos, deben serlo, de lo contrario no serían contrincantes armados y, dos, en toda guerra quien más sufre es el inocente, el que nada debe (es paja que el que nada debe, nada teme) porque generalmente no sabe de dónde le caerán las balas, sino hasta que le asesinan.

En esa etapa no pensé que llegaría a cumplir 20 años. Recién cumplí 63 y hoy mi nieta me regaló la primera piñata en mi vida. Siempre me pareció que era una forma boba de gastar el dinero, hasta este día en el que su sonrisa y alegría de cuatro años, y la sonrisa de la segunda nieta de cuatro meses le dio significado. Son noches como esta la que justifican la vida.

Gracias familia, gracias vida.

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