jueves, 9 de octubre de 2025

Juanita

Mi primer recuerdo de tí es tu sonrisa, apenas recuerdo que usabas un short blanco, de inmediato tu sonrisa conquistó mi mirada y ya no vi más.

Fue Nora, mi hermana, quien nos presentó sin estar presente. Un buen día me llamó por teléfono para preguntarme si podía ayudarle a una amiga que estudiaba fisioterapia y que tenía complicaciones con física médica, depende del nivel de física le dije, porque apenas cursé dos cuando jugué a estudiar ingeniería, me explicó los temas que veían y dije sí, creo que puedo apoyarla.

Nos reunimos luego de tres intentos, empezamos a estudiar juntos, fue fácil, tu inteligencia es superior, pero además tenías sencillez, humildad. Llegaste en mi época de frustración, mi vida iba entre el trabajo y las cervezas, la decepción era total y seguía vivo porque no había muerto.

Tu estabas en un curso de árbitro de fútbol, solo eran dos mujeres tu y Alicia, otra profesora de educación física. Te graduaste y me invitase al acto y ví a periodistas deportivos de renombre entrevistarte para un artículo en una revista que publicaban, era novedad, mujeres árbitros en el fútbol federado. 

Te acompañé a pitar tu primer partido, en las canchas de la Colonia Atlacatl, eran partidos infantiles, muy buen trabajo el tuyo y el de Alicia, recuerdo que a uno de tus compañeros graduados, recién no le fue tan bien y escuché, desde las graderías, una frase de alabanza a tu trabajo: "¡Las mujeres pitan mejor que vos!". 

En ese escenario, me lancé a ver que salía y me paraste en seco: "¿Qué es lo que vos buscas?" En un segundo me hiciste recordar una promesa que me hice, años atrás hastiado de andar "enfierrado" y con el Jesús en la boca, "Algún día, tendré una casa, una familia, y podremos descansar, ver televisión y compartir, sin fierros alrededor" y te respondí: una familia.

A partir de ahí, empezamos a construir futuro. Consciente de mi búsqueda, me abrí, te indiqué los riesgos que asumías al aceptar mi cercanía, las locuras que aun tenía, los sueños que tuve y en buena medida, la realidad que me los frustró. 

Tu ternura cambió mi vida, abandoné la bebida, dejé de fumar y sí, muchas veces despertaste asustada cuando dormido, lanzaba golpes, escapándome a un posible secuestro, me costó soltar el pasado. Pero allí estabas tu.

Dos hijos vivos, uno perdido y todo lo material que hemos construido, pero sobre todo las "locuras" que nos fueron uniendo, nos permitieron superar los momentos en los que incluso pensamos que era mejor separarnos. 

Hemos superado mi miedo. que no nos pudiéramos adaptar a la vejez, por estar siempre trabajando y peleando por la educación de los chicos, siempre ocupados, prestándonos mínima atención a nosotros, pero no ha sido así. 

Recién cumplimos 40 años de compartir vida y creo que en buena medida logramos los objetivos, dos chicos sanos de salud física y mental, dos nietas que empiezan a construir vida, y el futuro, que no sabemos cuánto durará, pero con retos que nos mueven a estar juntos más tiempo. Hasta que Dios decida, Gracias por todo ello Juanita.

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