Creí que nunca cumpliría 20 años. Al cumplirlos, empecé a temer la llegada de los 40, y al llegar a ellos, mi hija tenía 15 años y mi hijo 11. Mis preocupaciones habían cambiado, no era cuánto iba a vivir, era simplemente vivir. Asegurar que mis hijos recibieran la mejor educación que pudiéramos brindarle junto al cómplice que Dios me regaló como esposa.
Hoy, con 63 años de edad, cierro un ciclo: Este ha sido mi último día de trabajo formal, de ese que hay que marcar entrada y salida, con horario fijo y demás condiciones propias del trabajo asalariado.
He presentado mi renuncia (va la versión oficial) porque mi ciclo ha finalizado.
Adicionalmente, este año recibimos un grupo de 4 jóvenes becarios y hemos podido preparar el reemplazo, esa es mi satisfacción. Me voy con la tranquilidad de que el ciclo se cierra en orden.
Así es que este fue mi último día en el Ministerio de Hacienda, donde aprendí tanto y tuve el privilegio de conocer gente realmente maravillosa, excelentes seres humanos, técnicos de primer nivel. Algunos se fueron antes que yo, porque así es el capitalismo, busca la genialidad para explotarla y muchos debieron moverse por mejores ofertas laborales. Pero siempre quedan genios allí, aportando al avance en tan importante institución.
Acompañé a genios laboriosos de todas las edades. Sí, seguramente existe el típico empleado público, debe haberlo, en una institución tan grande (más de 2 mil empleados en los 21 mil kilómetros de Patria) debe haber buena y mala yerba.
Tuve suerte (si es que existe), laboré junto a seres humanos increíbles, creativos, innovadores, laboriosos. He aprendido tanto de ellos y ojalá, algo haya podido yo compartir de lo poco que se.
Me logré despedir de algunos, agradecerles sus enseñanzas, su apoyo, su solidaridad. Pero a todos les llevo en mi corazón, en mis recuerdos y mi mayor deseo es que sigan creando cosas buenas.
Eternamente agradecido a todos ustedes (hombres y mujeres) que caminaron diferentes tramos con este servidor, en estos últimos 25 años de trabajo en el Ministerio de Hacienda. Sigan creando, sigan sonriendo, sigan brillando, solo por el placer de hacer un proceso más sencillo para nuestro patrono: El ciudadano.
Gracias hermanos, gracias hermanas.
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