La primera vez que escuché la "Cantata Santa María de Iquique" pensé varias cosas:
- Razoné que en América Latina tenía historia parecidas en el tema de la explotación. Como en el salar chileno, en El Salvador también le pagaban con fichas al campesino y no servía más que para comprar en la tienda de la finca o hacienda, que tenía como dueño al mismo de la finca o hacienda. La explotación había tenido formas iguales en toda América.
- Me pregunté: ¿Porqué en la Juventud Comunista no escuchábamos música como esa? La Cantata llegó a nosotros por medio del gordo César, quien recibió el casete de un amigo ingeniero que era parte del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP).
- Me pareció la poesía más bella a la esperanza, a pesar de todo, me pareció que la idea no era tomar venganza, sino tomar conciencia, la Cantata, a mi parecer tiene etapas verdaderamente tiernas, tiene frases contundentes cierto, pero tiene, repito a mi parecer, bellos momentos: "Vamos mujer...".
- Me convencí que estaba en lo correcto, había que eliminar la pobreza, y eso pasaba por eliminar la dictadura.
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