sábado, 19 de octubre de 2013

Cuando crees en mí



No te conocía, pero sabía, desde la primera vez que la escuché que era tu canción. A lo mejor me conocía lo suficiente como para saber lo que viviría, sospechaba que tendría desilusión y desesperanza, sueños y frustraciones. Lo sabía porque no es fácil vivir con una chinga en la cintura y el miedo en la espalda. Creo que sería finales de los setenta.

Siempre recuerdo el pequeño estadio y me veo junto a tí, ese domingo. Recuerdo el diálogo, veía el cigarro (todavía fumaba) quemándose y nosotros encendiendo esperanza de una vida juntos.

Tu cara sonriente cuando estabas alegre. Sin duda, las lágrimas que alguna vez provoqué. El sufrido embarazo de la Chata, la inmensa soledad de esos días, mientras tu estabas en el Hospital, y la lucha diaria por aparentar normalidad dentro del trabajo, la familia, los amigos... La alegría de saber que las dos estaban vivas. Tu extrema delgadez de esos días, reponiéndote de esos nueve sacrificados meses. La recompensa al ver a la Chata sonreir, poder jugar con ella, engañarla mientras le preparaban la pacha...

El miedo de que se produjera nuevamente esa dolorosa experiencia con el chato, la alegría de que fueron meses totalmente diferente, en los que incluso no faltas nunca a tu trabajo. y la nueva alegría de ver a "Gorbachov" en la casa.

Y en medio de todo esta vida, cientos de altas y bajas, bueno talvez no tantas, pero si varias altas y bajas.

Hay días que siento que puedo conquistar el mundo y es cuando siento tu calor, tu cercanía, cuando se hace evidente, que a pesar de todo lo vivido, aun crees en mí.

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