miércoles, 21 de noviembre de 2012

Salarrué

Debía escribir la biografía de un escritor salvadoreño, salí sorteado me asignaron a Salarrué, nombre raro pensé, pero rápidamente me di cuenta de que era un pseudónimo y que el nombre real era: Salvador Salazar Arrué. Leí una obra suya, "Cuentos de Barro" para entrar en el ambiente y más de prisa leí algo de los "Cuentos para cipotes".

Entendí que ese señor era especial, que tenía algo, que seguramente había vivido con los pobres, que a lo mejor él mismo lo era, por eso conocía tan bien la vida del campesino de su época, que en tantos años no había cambiado y por eso se entendía tan bien esos "cuentos" tan apegados a la realidad.

Entonces me propuse hacer un buen trabajo, no una simple tarea de escuela sino un trabajo completo. Lo pensé como un libro, encuadernado, engrapado, en la época en que hasta el anillado era un lujo, en condiciones en las que a duras penas sobrevivíamos, pero era una decisión tomada.

Empecé a buscar información sobre el señor, iba a la biblioteca municipal y afortunadamente por esos días, fue publicado en algún domingo, en algún periódico un artículo sobre él y contenía un foto grande de su rostro (parecida a la que acompaña esta post, pero tengo la impresión que miraba hacia la izquierda). ¡Vaya decepción! El Señor Salarrué no era pobrecito, además era un "Chelón plante de Gringo" como se solía decir en esa época.

Con la información lista había que hacer el trabajo, buscando recursos encontré un cuaderno "El Conquistador" que tenía varias páginas intactas, eliminé las usadas, dejé las que calculé utilizaría y estaban vírgenes y volví a colocar las grapas. Luego hice una portada con letras grandes pintadas con colores y luego en la siguiente página coloqué la fotografía de Salarrué (una página completa del cuaderno) y en la siguiente empezaba la biografía.

Por supuesto fue un diez de nota, pero lo más importante es que me acercó al trabajo de un salvadoreño, que como Alfredo Espino y Alberto Masferrer fueron fuentes de conocimiento en aquel mundo huérfano de internet y con tan poco recursos bibliográficos, Ah! si, eso fue cuando cursaba el tercer o cuarto grado.

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