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Este post me llevó a un recuerdo, el noveno grado lo pasé a estudiar al Instituto Nacional de Santa Ana (INSA), y en cada aula había un televisor. Tuve ese año dos maestros: Alcides Aguilar y otro más, el primero era un verdadero docente, exigente pero justo, servía las materias Ciencias Naturales y Matemáticas. El otro servía el resto de materias.
Hasta donde recuerdo, el maestro Aguilar, en ese año, solo encendió el televisor dos veces: una para ver una clase (video) sobre inseminación artificial, la otra era una clase sobre las Leyes de Mendel. Y nada más, por el contrario en el aula nos enseñó Álgebra, nos retó a que cada tarea en ciencias fuera un trabajo de nivel universitario, en ese noveno grado hasta supe de aceleradores de partículas. Y solo dos veces encendió ese televisor.
El otro maestro permitía que lo encendiéramos más veces, especialmente porque ese 1974, el Mundial de Futbol era en Alemania, y los partidos se transmitían en horas de clase (iba por la tarde), así es que vimos más de un partido de fútbol. La condición era que no gritáramos los goles, que no se celebrarán jugadas, el profesor por su parte alcanzaba a decir, "Aprovechen su tiempo jóvenes" y se dormía. Ese año fuimos el aula más disciplinada, puertas cerradas y silencio total, cuando alguien se emocionaba, quien estaba a su lado debía controlarlo y así fue todo el campeonato.
En mis recuerdos, lo más memorable de la Televisión Educativa, fueron los libros de texto que se adquirían en la Administración de Rentas (Agencia del Ministerio de Hacienda en Santa Ana), Ciencias Naturales, Inglés, Estudios Sociales e Idioma Nacional recuerdo que se compraban de una vez, pero el de matemáticas se compraba por unidades, había que estar yendo cada cierto tiempo para adquirirlo. Creo que no muchos estudiantes lo compraban, en mi caso, como en mi casa fue regla que los libros eran prioridad pues los compré. Lo que más recuerdo de ellos es que el de inglés tenía la letra de la canción "San Francisco" de Scott McKenzie.
Comprando los módulos de matemáticas me di cuenta que apenas se cubrían unos módulos, que los últimos (recuerdo que había uno de geometría), no se alcanzaban a cubrir, el tiempo no daba para eso, lo tengo claro porque el maestro Aguilar, no perdía tiempo en clase. Los programas en general, cubrían más material del que era humanamente y, trabajando sin pérdida de tiempo, cubrir.
Recordando ese año de experiencia como alumno, comparto totalmente la opinión de don Héctor Líndo respecto al fracaso de ese proyecto de Televisión Educativa.

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