martes, 12 de marzo de 2013

Rutilio Grande



Yo había reventado con la iglesia católica, creo que a los doce o trece años, me cansé de buscar la libertad en la religión y decidí investigar otras rutas. Para 1977 la cosa andaba algo caliente, ya había muerto Clara Elizabeth Ramírez, su esposo y un acompañante, los tres militantes de la FPL, en un enfrentamiento en Santa Tecla, y esto demostró que se podía enfrentar a los "cuerpos de seguridad" y sobre todo se les podía resistir. Fue una lección de motivación para todos los jóvenes que pensábamos que "algo había que hacer".

Como era costumbre en esos días, esos enfrentamientos tan difundidos por los medios de comunicación para meterle miedo a la gente, les resultaba contraproducente, ya que lejos de ahuyentar, animaban a quienes pensaban que era momento de reventarle la tranquilidad a la dictadura.

En enero el Ejército Revolucionario del Pueblo secuestra a Roberto Poma y logra la liberación de Ana Guadalupe Martínez y Mariano ¿Jiménez? (tengo duda del apellido).

El 28 de enero secuestran al Padre Mario Bernal quien, entiendo, era párroco de Apopa. Entonces Rutilio Grande, reemplazando al padre Bernal, hace una homilía en Apopa en la que dice que si Jesus bajara de Chalate a San Salvador, no lo dejan pasar de Guazapa por subversivo. Creo que es en esa homilia que dice aquello de que todos tenemos un taburete al rededor de la mesa y que en esa mesa hay conque para todos. El padre Bernal, fue liberado el 23 de febrero.

El 28 los "cuerpos de seguridad" reprimen a quienes, desde el Parque Libertad en San Salvador denuncian el fraude en las elecciones presidenciales que colocan en el ejecutivo al Coronel Arturo Armando Molina (ERROR: Perdón, es al General Carlos Humberto Romero, Molina es ya el presidente nombrado desde el fraude de 1972).

Para Marzo el régimen esta preocupado y decide cometer una de las tantas estupideces que cometería en el tiempo: Asesina a Rutilio Grande y con él a dos de sus acompañantes, se salvan unos niños que según recuerdo los periódicos de la época, los asesinos les permiten salir corriendo y los ahuyentan.

Hay cosas que se me quedan grabadas para siempre, una de ellas es la portada del periódico con el Volkswagen de lado, volcado. y la noticia de la muerte de Rutilio Grande. Sabía del movimiento campesino que se hacía fuerte en la zona cañera, de manifestaciones en las haciendas, incluso recuerdo un enfrentamiento con los propietarios de una de las grandes haciendas. Pero no tengo registros de eso, solo son recuerdos aislados que no perdí porque me hacía recordar el trabajo inicial de Raúl Sendic y lo "peludos" en el Uruguay; pero no conocía a Rutilio ni personalmente ni por sus enseñanzas.

YSAX (La radio del Arzobispado) me lo presenta cuando, luego del asesinato del Padre Grande, repite continuamente partes de esa homilía. Más tarde la escucharía como parte de la Misa Popular, en el Canto de Entrada: "Vamos todos al banquete, a la mesa de la creación, cada cual con su taburete tiene un puesto y una misión", aunque tengo idea que él decía más bien que todos tenían "conqué", en esos días el "conqué" era lo que los campesinos le ponían a la tortilla para no comerla solo con sal.

Ahora, según mis cuentas 36 años después, se que nació en Aguilares, que lo nombran párroco de Aguilares en 1972, el año en el que se dio el primer gran fraude electoral en la que el PCN y los Militares le roban el triunfo al candidato de la Unión Nacional Opositora, alianza de demócratas cristianos, socialista y comunistas y que fue asesinado en 1977, el año del segundo gran fraude que incluyó una masacre. Que lo asesinan un 12 de marzo, tres años y doce días después, un 24 de marzo, asesinarían a Monseñor Romero. ¿Casualidades? Quien sabe.

Yo se que fue en 1977 que un cura al que no conocí me hizo pensar que a lo mejor la Iglesia merecía otra oportunidad, que no todos los curas eran como los que me hicieron reventar con ella y que, en salvadoreño, algunos curas "realmente los tenían bien puestos", porque al menos yo tenía la esperanza de que si me daban los fierros tendría con qué defenderme, pero los cristianos, los verdaderos, solo tenían "la palabra", La Biblia en sus manos.

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