miércoles, 26 de abril de 2017

This one's for you



Alguna vez me dijiste que Manilow escribió esta canción a su padre ¿Será cierto?


La primera vez que sentí haber fallado a un camarada fue cuando Ana María me dijo, en tono de reclamo, que te habías molestado porque ninguno de nosotros te fue a despedir. Me mostró la foto, tu estas de pie al lado de las gradas que en el viejo aeropuerto de Ilopango llevan a la segunda planta, donde, si mal no recuerdo, se podía ver despegar a los aviones y a la gente que subía a ella y se podía decir adiós a los que se iban.

Estas de pie, al lado de esas gradas, con rostro serio, recuerdo un pantalón rosa y un blusón del mismo color, o al menos me pareció rosado porque lo relacioné con una fiesta rosa. Tu bolso de mano en el suelo y tu mirada muy triste.

La fotografía llegó en la primera carta que enviaste por intermedio de Armado que estaba en Alemania.

¿Porque no fui a despedirte?

Lo más claro que recuerdo es que en las últimas semanas estabas muy emocionada y hablabas con gran alegría de los nuevos camaradas, que en San Salvador les orientaban sobre como era la vida en el bloque socialista, de cómo comportarse, de las cosas que eran permitidas y las que no, que pensé que estarías con ellos en el aeropuerto y no quise interrumpir.

Con el tiempo aprendí que la mejor forma de despedirse es no haciéndolo… pero eso fue después.

Por esos días, aun visitaba a Ana María, de cuando en vez.

Así, un buen día recibí un pequeño Misha y unas antorchitas y el CCCP que era prohibido en el país, los guardé con especial cariño hasta que en un cateo me tocó enterrarlos de emergencia y nunca los recuperé.

Luego la preocupación de si habías regresado al país, esperaba que no, más bien tenía la seguridad de que no porque nunca me lo mencionó César, en alguna de las tres o cuatro veces que nos vimos durante la guerra y César sabía que esa no podía ser información clasificada para mí, aun cuando ya no estaba en la "J", por tanto me lo habría dicho.

Luego de los acuerdos me topé casualmente con Edwin, lisiado, pero en rehabilitación. Recibía o había recibido un curso de los que buscaban insertar nuevamente a los combatiente y me contó que no sabía nada de tí.

Por algún tiempo mantuve la esperanza de encontrarte. Y un buen día encontré la teoría de los seis grados, decidí probarla y bueno resultó con prácticamente todos los que busqué. Encontré a varios y con algunos de ellos nos hemos podido sentar a tomar un café, a conocer lo vivido, y también lo padecido. Así es la vida, ups and downs como canta Gladys Night, pero como ella misma dice, a veces los ups han sido más, en mi caso así fue, ojalá haya sido así para tí también. Te quiero mucho y te recuerdo con cariño y agradecimiento. Gracias amiga.