sábado, 9 de abril de 2016

Los “Panamá Papers” o “Papeles de Panamá”
y la Violencia en El Salvador

Portal del Consorcio Internacional de Perioditas de Investigación



He escuchado varias opiniones que buscan reducir importancia a las revelaciones que se van dando por los “Papeles de Panamá” que ha publicado “El Faro”, que han retomado otros medios y que a nivel mundial provocó ya la renuncia de un primer ministro en una sociedad en la que la vergüenza todavía existe.

Dicen esas opiniones que los “Papeles de Panamá” e incluso otras investigaciones que generan sospechas de enriquecimiento ilícito son un distractor, que nuestro problema real y urgente de solución, es la violencia y que por lo tanto no debemos perder el tiempo brindando atención a esas investigaciones.

¿Qué genera la violencia en El Salvador?, la respuesta inmediata es “Las pandillas” eso es lo que los políticos nos dicen y nosotros como borregos repetimos. Por tanto la solución es eliminar las pandillas y todos felices comeremos perdices.

Pero los verdaderos problemas generadores de violencia, al menos en El Salvador, son la impunidad y la corrupción. La impunidad y corrupción que permiten que los políticos:

  • Se auto decreten aumentos salariales abiertos, disfrazados u ocultos, sin importar que el salario mínimo siga siendo insuficiente para millares de salvadoreños.
  • Regateen a los trabajadores prestaciones ya legisladas o promesas hechas para mejorar un “poquito” sus ingresos.
  • Utilicen los fondos públicos como fondos propios, saliendo de la pobreza hacia posiciones de inversionistas y potentados luego del período o períodos para los que fueron electos.
Impunidad y corrupción que permite que líderes religiosos autoconfesos o acusados (con pruebas suficientes) por delitos que a cualquier cristiano le obtienen al menos 10 años de cárcel, salgan libres y hasta renovados por haber "confesado arrepentidos" y haber sido perdonados por Dios, la más de las veces, acompañados y asolapados por las jerarquías religiosas.

Todo ciudadano salvadoreño debe tener claro que el dinero de la corrupción, es dinero que no se asigna para:
  • Educación pública, para brindar servicio educativo de 8 horas continuas diarias para que los niños y jóvenes tengan aprendizaje de calidad y desarrollo de habilidades y actitudes que les permitan aspirar a un mejor futuro;
  • Salud Pública para que los pacientes más pobres, que no son asegurados y no pueden pagar consulta privada, reciban las medicinas que solicitan y el “no hay” que hoy aceptamos como normal, cuando no debe ser así. El estado está obligado a brindar salud (Artículo 1 de la Constitución de la República).
  • Recreación Pública para crear espacios donde niños, jóvenes y adultos compartan sin costo un rato de diversión los sábados y domingos, mejorando así las relaciones inter familiares y reduciendo el estrés tan alto en las colonias tan hacinadas, estrechas y mínimas de El Salvador.
  • Seguridad Pública, no para reprimir (como en los años 70, cuando surgen los grupos guerrilleros, como respuesta a esa represión) sino para brindar protección y servicio al ciudadano; para que los policías cuenten con el equipo necesario y prestaciones suficientes. Vale mencionar aquí que los militares en El Salvador tienen un sistema propio de salud (incluyendo Hospital), pero los policías deben compartir la deficiente atención del Seguro Social, siendo que su vida es expuesta cada segundo que portan ese uniforme.
Las mencionadas son solo algunas de las razones por las que no deberíamos caer en la trampa barata de los políticos.

Los “Panamá Papers” o “Papeles de Panamá”, al igual que toda investigación que lance sospechas de riqueza mal habida, en tanto muestran que hay políticos y empresarios salvadoreños que podrían estar utilizando Panamá y sus ventajas financieras para evadir impuestos o peor aún, para ocultar la riqueza mal habida, es importante para todos nosotros, porque somos nosotros los que pagamos la deficiencias en los servicios que por ley (Constitución de la República) debe brindarnos el Estado que todos mantenemos, con nuestros impuestos, mismos que por nuestra indiferencia, podrían haber finalizado en la cuenta personal de un político, en un paraíso fiscal y no invertidos en las necesidades de los salvadoreños.

Parte final del Artículo 1 de la Constitución de la Repúiblica: "...En consecuencia, es obligación del Estado asegurar a los habitantes de la República, el goce de la libertad, la salud, la cultura, el bienestar económico y la justicia social."





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