lunes, 29 de febrero de 2016

Pensiones, la mentira del siglo


Instituto Siglo XXI - Commons


Ningún problema puede solucionarse si no se define correctamente. Definir un problema es identificar todos los matices del mismo. Se empieza por un análisis del problema, qué información hay sobre el mismo, qué información hace falta, dónde obtener esa información, y hasta luego de obtener y analizar esa información, se podrá redactar una declaración del problema.

Con la declaración redactada, puede iniciar la definición del problema que debe cumplir con al menos dos condiciones: definirlo en término de necesidades no de soluciones (porque todavía no es etapa de solución) y, definirlo en función de todos, no de culpables, con esto en mente se define el problema,es decir hasta este momento se responde a la pregunta ¿Cuál es el problema?

Luego de definir el problema habrá que identificar las alternativas de solución (todo problema tiene más de una solución) y de entre ella, seleccionar la solución óptima (la mejor de todas).

¿Cuál es el problema con las pensiones o cuál es el problema de las pensiones? Ni siquiera sabemos si es "con" las pensiones o si es "de" las pensiones

Desde el anonimato (y todos los alineados con esos anónimos) nos dicen que nos quieren robar los ahorros y nos generan miedo, desde el gobierno (y todos los alineados con él) nos dicen que el egoísmo de unos no quiere ayudar a los más pobres y nos generan vergüenza por ser egoístas y entre el miedo y la vergüenza, unos y otros lanzan a sus portavoces, a sus manifestantes y a sus propagandistas (encubiertos o descarados) desde todos los medios posibles (incluyendo las calles) con el costo que esto conlleva para confundirnos y evitar que nosotros podamos definir ¿Cual es el problema con las pensiones? o ¿cuál es el problema de las pensiones?

Un par de voces juiciosas hemos apenas escuchado, son los menos que llaman a un real análisis del problema, unos pocos que dicen claramente que el problema no se generó en este gobierno y que las "soluciones" propuestas en realidad no son tales, sino solo curitas que apenas tratan de cubrir un cráter que estallará más adelante.

Y que pasa si hacemos el ejercicio personal de buscar solución al problmea de las pensiones. A lo mejor nos demos cuenta de que las justificaciones que hasta el momento hemos escuchado, no son ni por cerca solución. A lo mejor caigamos en cuenta que si el sistema es público, privado o mixto, extranjero o nacional, de reparto o de ahorro, no es en lo absoluto el problema, que el problema en realidad es es el mismo que 30 años atrás causó el descalabro del anterior sistema: la corrupción y la irresponsabilidad de los políticos de antes que siguen vendiendo espejitos a una ciudadanía uniformada mentalmente, incapaz de despertar y darse cuenta que los políticos, que desde los partidos políticos le meten miedo o vergüenza, en realidad solo están buscando durar en su privilegiada posición de dirigientes, diputados, alcaldes, ministros y demás posiciones que se pagan con nuestros impuestos.

A ningún político asalariado gracias a nuestrosi impuestos le interesa el tema de las pensiones, sin razonar se lanzan a defender la línea (racional o no) que el partido les ha indicado ¿Y sabe porqué? Porque ellos aseguran su vejez, gracias a las "inversiones" que hacen en su mandato.



domingo, 7 de febrero de 2016

Demasiado amor... para que sean propaganda



Cansado, me aproximo a la casa de mis padres. Cruzo la calle y a 30 metros, veo a mi madre que se despide de otra señora. Logró distinguir el rostro y los ojos repletos de tristeza, me miran, la repentina humedad en ellos, se traslada a los míos, pero en esos días yo aprendía aquello de “endurecerse siempre, perder la ternura jamás”, así es que le hago huevos, me sonrío, pero su tristeza no desaparece, le abrazo, le saludo, me despido, pido permiso, entro a la casa con prisa y encerrado en el baño, puedo soltar humedad sin mostrar debilidad. La madre de A. al abrazarme dice que así estaría (casi de mi edad) su A. si la dictadura no se lo hubiera desaparecido.

Sufrimos un “chingo” por esta puta guerra, perdimos todo, simpleza y honestidad porque debimos volvernos taimados; alegría porque abundaba la tristeza; hermandad porque aprendimos a desconfiar de todos. Pero lo más doloroso fueron los amigos, las amigas, los hermanos, las hermanas… especialmente aquellos de los que nunca supimos más, que solo desaparecieron, que los desaparecieron.

Así es la guerra, lo sabíamos, lo imaginábamos, mentalmente nos preparamos pero el día a día era más cruel. Aprendí a cuidarme de los de fuera y de los de dentro, las ventajas de estar en lo político. Un ejército no es una comunidad cristiana, es una estructura de ciega obediencia y dirigentes medio enfermos.

A veces aun sueño que la cosa puede mejorar, hay días que siento todo el amor… sin duda que me gustaría que pudiéramos ver el pasado y conocer lo que realmente pasó, no desde la propaganda sino desde la realidad, desde la investigación científica, desde los testimonios de los que la vivieron, de quienes la padecieron.

Mientras eso pase, evito caer en el juego de los que utilizan el dolor de los familiares, de los verdaderos dolientes, para parecer que hacen algo cuando en realidad, están únicamente pasando el agua, a lo mejor esperando la salvadora muerte. Mientras eso no pase no me trago las lagrimitas secadas con pañuelos de seda en televisión nacional, ni los pedidos de perdón por los miles de muertos; ni las detenciones de los que tienen la mala fortuna de haber perdido capacidad de negociar su bienestar inmediato…

No caigo en eso, porque mis víctimas, mis desaparecidos, mis asesinados tienen todo mi respeto, mi cariño y mi eterno agradecimiento… demasiado amor para seguir la fila de borregos lanzando nombres, apellidos, fechas, lugares… que ni siquiera conocen, que nunca supieron, que han escuchado y repiten mecánicamente. Demasiado amor para convertirlos en propaganda.