sábado, 19 de abril de 2014

Como llegué a Macondo


Oscar Chávez - "Los Cien Años de Macondo"


Con la profunda sabiduría que da el haber cursado un año antes la materia, nuestros compañeros del año superior en bachillerato nos indicaban que Letras (Literatura) era una materia difícil porque existían lecturas como "100 años de soledad" de Gabriel García Márquez o de "Pédro Páramo" de Juan Rulfo. Aun cuando nos consolaban indicándonos que doña Lucy, la maestra de esa materia, era clave en ese proceso de introducción al boom latinoamericanos y a las otras corrientes literarias que era necesario conocer.

Doña Lucy, tenía el don de los verdaderos docentes: facilidad para enseñar, detectando deficiencias y creando métodos para superarlas. Inició con "La Odisea" y "La Ilíada", repartiendo capítulos para exponer, de manera que cada alumno decidía si leía el libro de corrido o solo los capítulos que iba a exponer. Eso para vencer la pereza a la lectura, que algunos podríamos tener.

En el caso de "100 años de soledad" recuerdo que nos proporcionó un árbol genealógico de los Buendía (algo parecido a esto), y nos brindó tiempo extra a las clases para poder aclarar cada duda que se presentaba.

Por eso afirmo que yo entré a Macondo de la mano de doña Lucy, conocí a los personajes, sus historias y participé en las "profundas" discusiones que se producían entre aquel grupo de adolescentes que no sólo leíamos, pero que buscábamos descifrar si acaso Macondo era solo la historia de Aracataca (el pueblo natal de García Márquez) o era más bien un dibujo de América completa. ¿Qué significaba cada narración, cada historia, cada personaje?

Ese libro lo he leído una sola vez, y aun así recuerdo algunas de las historia: las frases que inician el libro; Melquiades convirtiendo el hielo en un asunto mágico; las mariposas amarillas alrededor del malogrado Mauricio Babilonio y de como ese amor finalizó trágicamente; de la noche de bodas de ya no recuerdo quien con aquel gabán de monja para la noche nupcial; de la forma en que se identificaban los "subversivos" seguidores de un político (masticando chicle de un sabor específico)...

Hoy, quien con sus letras produjo toda esa discusión, ha fallecido... yo agradezco a doña Lucy, porque me acompañó en la asimilación de toda aquella experiencia que me ayudó en mi compromiso por cambiar la historia de "mi propio Macondo"... Con el tiempo los sueños fueron volviéndose realidad y no todo se logró, de hecho mi hijo también se llama Carlos y el mundo sigue igual... o peor

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