miércoles, 26 de septiembre de 2012

Solo de vos me voy a acordar...



Recuerdo la despedida, una de las tantas, de pie en la puerta de tu casa tu sonrisa especial y tu mano sobre mi brazo: "Cuando oiga esa canción solo de vos me voy a acordar".

En el radio de la vecina, aquella que quería que fuéramos padrinos de su hijo y que yo no acepté (¿De qué le sirve a un niño pobre, un padrino muerto?), sonaban ya las primeras notas de "Feel so good" de Chuck Mangione, y sin pensarlo mi cuerpo empezaba a seguir el ritmo y la cabeza iba de arriba a abajo.

Y el silencio se rompió y empezamos de nuevo a platicar, eran los días tristes previos a tu partida hacia el "campo socialista" hacia dónde iba a estudiar.

Ya teníamos el contacto que te mantendría unida, mediante el correo (en papel en aquellos días) con tu familia, tu abuela, tu hermana, tu hermano (que aun no había desparecido)...

Hacés falta.

Como para estar totalmente en paz, haces falta, porque tenemos que platicar sobre las cosas que vivimos, ¿Sabés, encontré a Choto por allí en una red, le pregunté por tí? pero no hay respuestas, aun tengo al Chele Edwin, un día tendré que pedir permiso en el trabajo e ir a Santa Ana en día de semana para ver si aun trabajo donde lo vi hace varios años.

Por hoy, recuerdo tu mano en mi brazo y tu sonrisa en el rostro y tu frase que rompió el silencio: "Cuando oiga esa canción solo de vos me voy a acordar".